La
póliza es el nombre que recibe el documento en que se plasma el
contrato de seguro y en el que se establecen las obligaciones y derechos
tanto de la aseguradora como del asegurado, y donde se describen las
personas u objetos que se aseguran y se establecen las garantías e
indemnizaciones en caso de siniestro.
Existe
una gama muy amplia de riesgos a asegurar, por lo tanto, lo primero que
se debe hacer antes de tomar un seguro, es informarse detalladamente de
las características del producto, de modo de determinar con precisión
los riesgos cubiertos y las exclusiones existentes. Una vez aceptada la
propuesta, se emite la póliza propiamente tal.
La póliza se compone de tres partes fundamentales:
Condiciones generales.
Es
el conjunto de cláusulas que establece el asegurador para regular todos
los contratos de seguro que emita en el mismo ramo: extensión y objeto
del seguro, riesgos excluidos, forma de liquidación de los siniestros,
pago de indemnizaciones.
Tienen
que estar redactadas de forma clara y precisa. Además nunca deben
perjudicar a los consumidores, por lo que todas aquellas cláusulas que
limiten sus derechos, tienen que resaltarse de una forma especial y
estar expresamente aceptadas por el asegurado.
A.- Condiciones particulares.
Son los aspectos específicos de cada póliza en concreto que la individualiza frente a las restantes.
C.- El condicionado especial.
Es el conjunto de
cláusulas que resultan de aplicación a cada póliza en concreto.
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